sábado, 11 de diciembre de 2010

Estar o no estar.

Los golpes de puertas cuando sus ecos retornan en mi mente.
Las palabras vacías de las personas que repiten y hablan sin detenerse.
El café frío de las tazas que beben los que escriben sin entender lo que hablan.
Las mujeres que usan collares para vestir su alma.
Los hombres que se pintan la cara para parecer auténticos.
Esas miradas perdidas o esquivas que explican como se hace para existir.
Aquellos que agendan el tiempo para vivirlo cuando esté lista la cena.
Algunos peluqueros de piernas que peinan los pasos para tener un look informal.
Los genios que olvidan sus musas en una lámpara de sal.
Retornar a un banco de lata cuando la plaza cierra sus puertas por tener prohibido estacionar.
Y ahí me detengo a interpretar. Se me vuelve sorprendente ese ¿qué será?
No hay duda que todo brilla cuando existe la oscuridad.
Sentir que nada me sorprende. Eso quiere decir que estoy en casa.

No hay comentarios: